Como toda regla tiene su excepción,
no a todos los españoles en Cuba se les llama gallego.
Así
a la persona o cosa originaria de Islas Canarias se le llama, por antonomasia, ISLEÑO.
Los cubanos, aun siendo isleños, nunca se denominan como tal.
“...un
mojo verde hecho con vinagre, ajo, cilantro y perejil, cosecha gastronómica de
su origen ISLEÑO que había traído a Cuba desde Canarias...” (J. J. Armas
Marcelo, “Así en La Habana como en el cielo” pág. 149).
“...en
esa época existían los filipinos, los chinos, los ISLEÑOS y cada vez había más
criollos.” (Miguel Barnet, “Cimarrón”, pág. 73).
“...hija
de un ISLEÑO rico, se fue con su padre [...] para Islas Canarias.” (Samuel
Feijóo, “Tres novelas de humor”, pág. 98).
“Los
ISLEÑOS —como se llamó siempre en Cuba a los naturales de las islas
Canarias—...” (M. Moreno Fraginals, “El Ingenio”, Tomo I, pág. 300).
Se
distinguían además los andaluces, a quienes por su acento y forma típica de
hablar, eran llamados CURROS y CATALÁN fue por mucho tiempo sinónimo de
comerciante. Ambas voces están en desuso.
El
lenguaje vernáculo cubano recoge también otras voces para designar a individuos
de las diferentes nacionalidades que emigraban a la isla, veamos las tres
siguientes: CHINO; MORO y POLACO
La
voz española CHINO, se aplica genéricamente
a cualquier persona de origen asiático, sin
considerar su procedencia. Su equivalente cubiche es NARRA.
“...la firma
japonesa... —y extrajo entonces el bloc del bolsillo posterior de su pantalón y
leyó—, la Mitachi, porque esos CHINOS llegan a Cuba dentro de unos días...” (L.
Padura F., “Pasado perfecto”, pág. 182).
“...se
enamoró del chino cocinero sin casta familiar. De la unión del NARRA con la
islandesa, vieron la luz cinco niños.” (Zoé Valdés, “Te d la vida entera.”,
pág. 14).
También se
usa como tratamiento cariñoso que da el hombre o la mujer a su pareja y con ese
significado lo acepta la Academia en su diccionario (DRAE).
♦“—Aquí no nos dejan, mi CHINO —contestó sonriéndose—, ni movernos.” (J.
J. Armas Marcelo, “Así en La Habana como en el cielo, pág. 272).
♦“—Pero ¿qué te pasa mi CHINO?” (L. Padura F., “La
neblina del ayer”, pág. 236).
Otros
vocablos muy utilizados para referirse a los chinos son: PAISANO y su apócope PAISA,
CAPITÁN y el despectivo CHINO PALANQUETA, este último ya en
desuso.
“Era cierto,
se dijo Maximiliano, que a él le decían «CAPITÁN» cuando llegó a la isla. A
todos los chinos los llaman «CAPITÁN».” (Zoé Valdés, “La eternidad del instante”,
pág. 215).
“— ¿Qué?,
¿tienes fiesta? — preguntó con sonriente confianza el chino que trabajaba como dependiente
de la bodega, y Mario Conde lo miró a los ojos.
—No, PAISANO, un velorio —y salió
a la calle.” L. Padura F., “Paisaje de otoño”,pág. 17).
La considerable inmigración
china dejó una marcada huella en la formación de la nacionalidad cubana, tanto
en su componente racial, como en el cultural. Huella que se observa en el habla
popular, donde encontramos con frecuencia expresiones muy gráficas que revelan esa
influencia china:
De la persona
desgraciada y que la mala suerte golpea con frecuencia, se dice que tiene
un chino atrás
“…parese que
TENGO UN CHINO ATRÁS que no deja toparme con el camino de mi casa.” (F. Chofre,
“La Odilea”, pág. 71).
“...dicen que
los chinos traen mala suerte. ¿No has oído el dicho que «fulano TIENE UN CHINO
DETRÁS» de alguien que está muy fastidiado.” (Zoé Valdés, “La eternidad del
instante.”, pág. 278).
Los hay que se quejan
de su pésima situación económica, pero si es mujer, se le aconseja una solución
ocurrente: Búscate un chino que te ponga un cuarto
♦“«BÚSCATE UN CHINO QUE TE MONTE UN CUARTO», decía el refrán, cuando una
mujer se hallaba en la calle y sin llavín. ” (Zoé Valdés, “La eternidad
del instante”, pág. 215).
Hay muchos guaposos que alardean de sus hazañas,
pero todos saben que en el fondo, son muy cobardes e incapaces de tirar
un gollejo a un chino.
Y si tu mal no tiene cura o estás abocado a una situación
catastrófica entonces te dirán que no te salva ni el médico chino
“Esta vez NO
LO SALVA NI EL MÉDICO CHINO.” (M. Barroso,“Amanecer...”, pág. 245).
♦“—A ti NO TE SALVA NI EL MÉDICO CHINO —masculló...” (Zoé Valdés, “La
eternidad...”, pág. 235).
Ala persona incauta se le puede engañar
como a un chino.
Si no entiendes algo o estás ajeno a lo que se está
tratando, te dicen que estás en China o te
quedaste en China.
Ponérsela
en china a alguien, equivale a meter a esa persona en apuros,
ponerla ante una situación escabrosa, de difícil solución. Y si por ello esa
persona está ofuscada o muy preocupada, se dice que la tienes hablando en chino.
Ambas frases aceptadas por la Academia.
Recuerdo
que de niño utilizábamos con algunos chinos, una frase de sentido equívoco y
gracioso, que decía: Chinito manila pa Cantón, dame la contra de chicharrón.
Además
tenemos otros cubanismos que aluden a la misma procedencia:
Frijolitos chinos. Son los frutos de una planta leguminosa y sus
brotes, los llamados en España brotes de soja.
Pelo
chino. Es el pelo negro muy lacio y rebelde.
Palitos
chinos. Juego en que se tiran un grupo palillos de colores y se trata de
levantar uno a uno sin que otro cualquiera se mueva.
Damas
chinas. Juego de mesa sobre un tablero en forma de estrella, en las que se va
avanzando con bolas o canicas de cristal de diferentes colores, pasando de una
punta a la contraria de la estrella.
Caja
china. Es una especie de horno para cocinar alimentos, con brasas sobre su
tapa o también un instrumento musical de percusión.
La charada china. Es un conjunto de números del uno al
treinta y seis a los que se le asigna el nombre de uno o más objetos, animales,
plantas, características, etc., con los que se
hacen cábalas, principalmente con las imágenes de los sueños, para
jugar la bolita (Tipo de lotería
clandestina)
¨“Yo jugué mucho a la CHARADA CHINA y me saqué, tuve
suerte con el treinta y seis, cachimba, el último número de la lista china,...”
(Miguel Barnet, “La vida...”, pág. 109).
“...los banqueros de CHARADA CHINA,
de «bastos y espadas», de pasa pasa, ejercitaban sus manos...” (Alejo
Carpentier, “Guerra...”, pág. 38).
“...jugaron a la bolita esa
noche. Jugaron el 50, que es policía según la CHARADA CHINA, el 67, puñalada.
El 63, asesino. El 84, sangre y el 12, mujer mala.” (P. J. Gutiérrez, “Trilogía
sucia de La Habana”, pág. 86).
China
pelona. Cantos rodados a orillas de los ríos o en las playas.
♦“...entre una profusión de CHINAS PELONAS batidas
por las olas, encontró una botella verde...” (G. Cabrera I., “Así...”, pág.
115).
♦“...herraduras
azuladas por chispas de CHINAS PELONAS,...” (Alejo Carpentier, “Guerra...”,
pág. 129).
♦“¿Era
casualidad que aquélla fuese la única calle cubierta por esas piedras redondas
de río que en Cuba se llamaban CHINAS PELONAS?” (Daína Chaviano, “El
hombre,..., pág. 167).
♦“A la orilla
del río las dos mujeres observan el juego de trasparencias del agua que corre
clara entre las CHINAS PELONAS.” (Carmen Díaz, “La Silla...”, pág. 85).
MORO. Este
vocablo traído de España designaba en Cuba a los extranjeros provenientes de
países árabes y a otras personas con su parecido físico.
Generalmente se dedicaban al comercio o a la venta ambulante. Actualmente se
aplica a los mulatos de tez oscura, cabello negro lacio y facciones finas y así lo
reconoce el DRAE.
“...en mi provincia natal todos los libaneses y
sirios eran llamados MOROS,...” (G, Cabrera Infante, “La Habana para un Infante Difunto”, pág69).
POLACO. Era un
tipo de inmigrante que se caracterizaba por dedicarse al comercio y hablar con
dificultad el español. El vocablo surge debido a la existencia de un gran
número de comerciantes judíos de origen polaco cuyos almacenes ocupaban la
calle Muralla y las aledañas en La Habana Vieja, de ahí que a muchos de estos
comerciantes se le llamara polaco aunque en la gran mayoría de los casos
no eran de esta nacionalidad. También se aplica el mote a sus descendientes
aunque hayan nacido en Cuba.
“...en La Habana todo judío, fuera alemán, húngaro,
búlgaro, ruso y hasta lituano era llamado POLACO,...” (G, Cabrera Infante, “La
Habana...”, pág69).
“...me acuerdo de los “POLACOS”. A todos les
decíamos así, pero vaya usted a saber de donde eran.” (Carmen Díaz, “La
Silla turca”, pág. 126).
En
la primera década del siglo XXI algunas de estas voces han desaparecido del
vocabulario cubiche, como desaparecieron los inmigrantes, el comercio y tantas
otras cosas que han transformado drásticamente la isla después de más de medio
siglo de desatinos.
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